Tras los muros, sordos ruidos
oír se dejan de corceles y de aceros.
Son las huestes que prepara….
En los últimos días hemos sido bombardeados por un cúmulo de rumores, movimientos, declaraciones y otras acciones de los personeros de la otra Argentina. Sordos ruidos de aquellos que pretenden infundir miedo y desánimo en quienes tratamos de sostener la construcción de una nación capaz de incluirnos a todos.
Pero no somos ingenuos. Sabemos hacia donde quieren torcer el rumbo de la historia. Frente a estos embates declaramos que no nos dejaremos asustar por estas profecías apocalípticas, que tantas veces fallaron al pronosticar la llegada del fin del mundo. Ni nos seduce el grotesco y bullicioso carnaval de aquellos que en nombre de las libertades, pretenden salvarse solos a costa del bienestar de la mayoría.
Somos combatientes de una Argentina que lucha por la justicia social, combatimos contra la soledad y el desamparo de los mayores, pero como lo hicimos a lo largo de nuestras vidas nos preocupamos y ocupamos de nuestros hijos y del presente y, futuro de nuestros nietos. No nos deslumbran ni los viajes al extranjero, ni los valores de la sociedad de consumo, ni mucho menos la versión del medio monopólico en su desesperado esfuerzo por retener privilegios. Nuestra experiencia de vida nos otorga lucidez para ver lo que ocurre y lealtad para defender las conquistas.
Reconocemos lo mucho logrado, sabemos todo lo que nos falta. Entre todos, desde el año 2003 comenzamos la construcción de un profundo proceso transformador de la Seguridad Social en la Argentina, asumiendo como valores rectores la Inclusión Social y la Solidaridad. El Estado ha vuelto a asumir su rol de hacedor de políticas públicas en pos de la equidad y la justicia social, en clara diferenciación con las reformas estructurales de los ‘90, que culminaron en 2002 en una crisis sin precedentes que dejó a más de la mitad de la población en la pobreza y la indigencia, especialmente a niños, mujeres y ancianos. Un modelo de exclusión que dejó a un 25% de argentinos sin trabajo y en la informalidad, y a cinco de cada diez abuelos sin jubilación.
Hoy, luego de la profunda transformación realizada, las políticas públicas volvieron a atender a los sectores más necesitados y a los que más urgente respuesta le debíamos: los niños y los adultos mayores. ANSES ha dejado atrás la concepción de ser una mera caja de jubilaciones, con cada vez menos recursos y menos jubilados, para convertirse en el organismo de la Administración Pública responsable de garantizar y hacer efectiva la Seguridad Social para todas y todos los argentinos.
En lo que respecta a los adultos mayores, una de las primeras medidas de este nuevo paradigma se encuentra en los incrementos de los haberes previsionales que se vienen otorgando desde 2003, especialmente de los haberes mínimos. La sanción de la Ley de Movilidad Jubilatoria fue el corolario de dicha política, con el objetivo de evitar que el haber percibido por la clase pasiva quede sometido al arbitrio discrecional de los gobiernos de turno. La Ley establece dos aumentos anuales que dependen de la evolución de los salarios y de los ingresos de ANSES.
En el mismo sentido, el Plan de Inclusión Previsional implementado en 2005 por Néstor Kirchner y sostenido en el tiempo por nuestra Presidenta, vino a reconocer y garantizar los derechos de las personas mayores y/o discapacitadas La tasa de cobertura previsional de la población adulta mayor en la Argentina había enfrentado desde la década del noventa una tendencia decreciente, consecuencia de la informalidad laboral, de los altos niveles de desempleo y del modelo mixto de AFJP. El Plan de Inclusión permitió acogerse a los adultos mayores a un plan de facilidades de pago para acceder a su jubilación, logrando aumentar así la tasa de cobertura de nuestros mayores en un 59%. Actualmente, si se consideran los restantes regímenes provinciales y nacionales y las pensiones no contributivas a la vejez, la tasa de cobertura de la población adulta mayor es de más del 95%. La más alta en Latinoamérica y en valores semejantes, e incluso superiores, a los países europeos.
Para asegurar mayor protección social e inclusión, en 2008 el Congreso Nacional aprobó la Ley 26.425, donde el Régimen Público de Reparto y el Régimen Privado de Capitalización se unificaron en un único régimen, dando origen al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). A partir del SIPA, todos los adultos mayores argentinos que tienen derecho a una jubilación, tienen garantizado un haber.
Pero sin el aporte del PAMI, esta construcción sería incompleta. Es por ello que el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, estableció una política de calidad como cumplimiento de su rol, su visión, misión y valores institucionales, en pos de humanizar la atención social y sanitaria de los afiliados como titulares de derecho en el marco de un modelo sociocomunitario
De esta manera brinda alivio y contención a los afiliados de la manera más eficaz y eficiente posible, para mejorar su calidad de vida., convirtiéndose en una institución rectora y precursora en brindar servicios sanitarios y sociales, para la integración de los Mayores.
Las acciones institucionales del INSSJP se sustentan a partir de los siguientes valores como guías de su gestión:
- Compromiso con la humanización en los servicios a los afiliados, para brindar
la mayor satisfacción posible.
- Respeto por los derechos de nuestros mayores desde la conciencia de su
individualidad única y libertad.
- Transparencia evidenciada en la gestión de los recursos con claridad, honestidad y confiabilidad.
- Solidaridad como disposición permanente para contribuir con el bien común, ejerciendo la responsabilidad social institucional.
- Responsabilidad en el trabajo y la gestión institucional, velando por la
sustentabilidad y sostenibilidad de la organización, reconociendo su rol rector
en el Sistema de Salud.
- Calidad como búsqueda permanente de la mejora de los servicios que brinda
el Instituto a los afiliados.
- Receptividad como actitud y vocación de servicio para conocer y comprender
las necesidades de los afiliados, a los efectos de procurar una solución que
responda a sus particularidades e idiosincrasia.
- Innovación continua apropiada y oportuna como objetivo estratégico para
dotar a la gestión de inteligencia institucional y creatividad en el desarrollo de
los activos intangibles.
- Activa participación democrática de los afiliados en procura de una mejora continua del Instituto y los servicios que brinda..
Nosotros podemos dar fe de que el PAMI cumple con su misión de brindar a los jubilados y pensionados del régimen nacional de previsión social, del sistema integrado de jubilaciones y pensiones y sus grupos familiares, y veteranos de Malvinas, servicios sanitarios y sociales integrales, integrados y equitativos, para promover, prevenir, proteger, recuperar y rehabilitar la salud, mediante un modelo basado en criterios de solidaridad, eficacia y eficiencia; que responde al mayor nivel de calidad disponible para todos los beneficiarios, atendiendo a las particularidades e idiosincrasia propias de las diversas jurisdicciones provinciales y de las regiones del país.
Por todo esto es que una vez más queremos ratificar nuestro compromiso de seguir en la lucha, sin claudicaciones, con renovados esfuerzos, para sostener y ampliar los derechos que supimos conseguir.
Córdoba, 15 de noviembre de 2012.-